Mi Patio Trasero

Mi Patio Trasero... Mi madre siempre me ha dicho que creo que el Mundo es mi patio trasero, de alguna o varias maneras creo que tiene razón. Es el lugar donde uno sale en pijama y camina a pata pelada, donde puedo estar chascona y no importa. Donde guardo y encuentro los recuerdos, donde sueño. Ese es mi patio trasero, un pitiespacio de confianza e intimidad.

7.12.2005

Multipro y la patita de chancho

Del techo colgaba una pierna de cerdo. Unas cuantas gotas caían también. La condensación de un nosotros en invierno.

Era un patio trasero, no el mío. Uno de músicos. No soy una de ellos aunque tome clases de piano. Lo mío no es la música, es el miedo a la artritis. Es conectarme y dominar mis manos. Intentar disociar.

Me gusta la música, pero no la entiendo, la siento. Me gusta leer pero no soy escritora y en cuanto al humor me rió sí, pero ese no es mi terreno. Muchas veces incluso soy el origen de la broma y no me doy cuenta. Eso al parecer causa más risa y soy el blanco perfecto.

Se reían y harto. Un humor especificó y técnico. Sin sentido para mí. Supongo que era la improvisación, la desafinación. La verdad no lo sé y dudo alguna vez poder comprender.

Un código de humor privado, de clan. Mi clan es otro, el que se ríe del trabajo en terreno, del antropólogo inocente. Supongo que hay muchos clanes. Cada uno con su propio patio, su propio humor, sus propios tecnicismos incomprensibles para los otros.

Así como la pierna de cerdo entre las gotas en ese techo, en el grupo no era más que un chancho en misa…en corral ajeno. Pero la falta de compresión de esa sutileza de humor no impidió que bailara y que disfrutara viendo al Sr. Multipro, que sacaba como un mago de su sombreo, armónica, flauta, tango, samba, baile y risas, muchas risas.

El Sr. Multipro fue el personaje de la noche, un hombre enorme, de esos que inundan todo el espacio con el tamaño, con buen humor y animo. De esos que cautivan con la gracia.

Había varios otros con encantos, buenos músicos supongo y guapos, pero sólo él podía tener todo bajo la manga. La gran carta de la integración que permitió que de a poco también me riera aunque nunca sabré si de lo mismo. Me permitió olvidar la pierna del techo…eso si las gotas sudorosas no.

7.08.2005

Se juntaron a tomar tecito…

Llegaron diciendo que me parecía a papelucho.
En el momento no comprendí el parecido…cuando llegó la noche lo entendí.

A la hora del té, a las 18:00, se fijó el encuentro, bueno, para ser honesta, un poco más tarde, porque siempre estoy atrasada y una vez más llegué casi con ellas pidiendo disculpas por los papeles, tazas, fotos y zapatos que no lo logré ponder en su lugar.

Siempre corro, llego a tiempo y logro disimular el estado de mi minidepto. Pero esta vez no, no pude. Me dolía en ese lugar indefinido entre la guata y la pierna, ese lugar destinado al apéndice que durante todo el día me dejaba la pierna a tras.

Soy alharaca, lo se, mi madre y mi hermana aun se ríen por un ataque de la vaca loca que tuve hace años ya. Ellas no siempre me toman en serio. A veces yo tampoco.

Pero esta vez fueron otros los que se alarmaron. Durante el día más de alguno me mandó al doctor. De hecho a nuestra reunión de copucha femenina se sumó un cuarto muy preocupado por el dolor aquel.

Parte del tomar tecito es ponerse al día, en eso estaba detallando mi renuncia y anécdotas de mi inadecuado jefe ( porque ese lo es más que yo) cuando me vino el ataque.

Gris dicen que me puse. Mal me sentí yo. El tecito….bueno ahí quedó.

Con miedo a un tajo en mi panza y en mi precario bolsillo me llevaron a la clínica. No quería ir, pero me convencieron. Tambiém me acompañaron y me hicieron reir. Desde mi vulnerable estado horizontal los veia como una especie de hermanos mayores, es más el doctor cada vez me habló menos a mi, se convirtieron en algo asi como unos familiares representantes. Ellos hicieron las preguntas, pagaron la cuenta, me esperaron y regalonearon.

Cambiamos la mesita de té por la camilla. Yo acostada en bata, ellos de pie. Ahí nos pusimos al día de las pegas, de la renuncia .....no de eso no fue antes, de las guaguas y del doctor sopita (que no habla como yo, aunque lo defendí como uno de los míos). No me acuerdo de que más, pero en ese espacio blanco, esperando resultados, nos contamos lo que nos teníamos que contar.

Y aunque la historia no termina ahí porque no fue apendicitis y aún no se que es y está el cheque por recuperar, esa noche fui Papelucho….no como detective, ni con mi hermana Ji, si no simplemente en La Clínica.

Pero estoy de vuelta con agua en el hervidor

¿Alguien quiere un tecito?