Mi Patio Trasero

Mi Patio Trasero... Mi madre siempre me ha dicho que creo que el Mundo es mi patio trasero, de alguna o varias maneras creo que tiene razón. Es el lugar donde uno sale en pijama y camina a pata pelada, donde puedo estar chascona y no importa. Donde guardo y encuentro los recuerdos, donde sueño. Ese es mi patio trasero, un pitiespacio de confianza e intimidad.

2.28.2005

Salsa Color Hormiga

Así como en la comida me gusta mezclar sabores, en la vida cotidiana me gusta juntar a las personas, que se mezclen sus visiones, sus voces y emociones. Me gusta que exista un intercambio de mundos y a la vez que mis amig@s conozcan ese otro lado, que es parte de mi otro lado...
Hace poco tuve una de esas noches de salpicón, un poco de aquí y otro poco de allá. Salí con unas amigas a una clase de baile. Por mi parte más entusiasmada de verlas a ellas y de copuchar que de las clases mismas. Pues aunque me gusta el bailoteo, el estilo tropical y sus aderezos aún no me cautivan por completo.

La primera parte estuvo bien, el problema vino después, bueno para mi engorrosa y lamentable situación, muy poco después. El profesor, un chileno que le ponía un toque breack a la salsa, nos invitó a formar parejas y en un acto de desinhibición total, le dije a una de mis amigas, que bailaria con un tipo. Apenas me acerqué a él vi mi negro futuro. El tipo, que se convertía rápidamente en el “hueón”, estaba curado, con olor ajo y su cuerpo, que no era pequeño, transpiraba constantemente.

Aquellos que gustan de este tipo de baile comprenderán que la situación se ponía color de hormiga y los que no, imagínense, media hora de clases, todo el tiempo tomados de la mano y de una cercanía que hay que estar dispuesta a aceptar. Su estado etílico sumado a mi incomodidad física hicieron de la situación algo por lo menos patética. Mis amigas se veían animosas y yo cada vez más tiesa sólo me concentraba en coordinar, no mis pasos, si no la respiración, toda yo estaba pendiente de sincronizar las vueltas con la inhalación. Parece que mi concentración era alta y para efectos del baile pésima. Terminé con ambos profesores a mi lado dándome indicaciones de pasos, posturas y giros que hacían imposible zafarme de la situación. Entre más indicaciones más empeño le ponía el curaito y los profes muy frustrados se-me miraban con cara de que “que falta de gracia”....cómo no, si todo era una desgracia.

Lo intenté, lo juro, pero no pude. Después de una salvadora ida al baño, me refugié en un cigarro, opté por parecer una neurótica viciosa compulsiva, antes de seguir en mi actitud tolerante, no aguantaba más. Sentada entre el humo mis amigas se acercaron. Nuestra clase de baile llegaba a su fin, una con dolor de panza, la otra cohibida con la aparición de un antiguo amigo y yo huyendo del hedor...finalmente, aún con el olor en mis manos, por más agua y jabón que apliqué, nos fuimos en busca de un chela, cerveza que nunca llegó y como consecuencia ellas nunca se conocieron.
Y finalmente, sólo porque era viernes chico y soy tozuda como mula, seguí camino con una de ellas, fuimos por un pisco sour, el más caro de mi vida, pero en fin, terminé sentada en un local del barrio, local amplio y vacío, mientras un antiguo amigo me dedicaba una canción.... de esas que llevan la memoria directa al corazón.....

2.25.2005

Con pudor y todo!!



Bueno desde hoy he ingresado oficialmente al mundo de los blogspot, soy una chica bastante pudorosa y me ha costado numerosa conversaciones y autoconvencimiento estar acá en el espacio virtual.

Suelo tantear terreno antes de entrar, (por lo del pudor digamos) y así lo hice con mi primer post, pero una vez que siento la tierra firme entro a pata pela...así como se entra al Patio Trasero.

Una de las razones de este atrevimiento tiene que ver con la escritura con lo que entra, sale y resulta de las letras.

Tuve una vez un novio mexicano, con el nos escribimos más de lo que nos vimos, tuvimos una estrecha comunicación a pesar de las horas y km. de distancia, pasaron los años....el vino, yo fui, el vino, las cartas venían...pasaron los años y ninguno fue...y las cartas dejaron de venir. Entre medio, pasaron muchas cosas, una de ellas es que dejé de escribir.
A pasado un buen tiempo y lo hecho de menos, bueno extraño sus /mis cartas no a “él”, me eché de menos a mi misma escribiendo y como ahora no hay receptor a la distancia y como de verdad me gusta escribir , volví.
Me saqué los zapatos, metí el pudor a bolsillo y tome el lápiz...bueno las cosas cambian y cambie la tinta por el teclado.

2.23.2005

Qué significa esto!!!!

Me separé hace un año, sí justo un año, y hace pocos días creo que por fin he terminado del todo con el lazo afectivo culpable. ¿Por qué lo digo? Suelo andar en bicicleta, trato de moverme por la ciudad en dos ruedas, por varias razones que en otra ocasión relataré, pero una de ellas es que pedalear por el parque hasta mi departamento me despeja y me energiza. En eso estaba cuando en la esquina de mi casa lo vi también montado en su cleta, me acerqué contenta del cruce y me lancé a saludarlo. Un fuerte abrazo y dos grandes sonrisas nos conectaron. No sé bien porque pero lo supe, lo vi, le sonreí y lo supe... Estaba saliendo con una chica, ya no era yo la más importante, sé que lo fui, pero ahora no lo era. Muchas sensaciones en un solo cuerpo y como a veces no tengo mucho filtro entre la boca y las palabras se lo dije: “estás saliendo con alguien”. Su cara de asombro me lo confirmó. Debo reconocer que algo se apretó en la guata pero al mismo tiempo algo en alguna parte de mi se liberó. Con esa sensación de desprendimiento por mi parte y de asombro por la de él dimos varias vueltas a la manzana. Una buena conversación en movimiento que nos refrescó y actualizó. Terminada nuestra cuarta o quinta pedaleada por el barrio, llegamos al frontis de mi edificio donde nos dimos el mejor abrazo... de esos que no tienen otras intenciones ni ocultan nada. Una gran sonrisa final y bicicleta al hombro me dispuse a subir las escaleras. Escalón tras escalón me convencía y me sentía clara, lucida y como hace mucho tiempo, transparente. Con la certeza de estar viendo cosas que hace tiempo no veía y ahí, justo ahí, casi casi al llegar a mi puerta un mal movimiento, aún no sé si mío o del destino, me mandó un manubriazo directo al ojo y tuerta en medio de la escalera, odiando la bicicleta, mientras el ojo me lloraba y el brazo me tiritaba, creyendo que más que desprendida se me había desprendido la retina, no entendí. No entendí, cómo mierda justo ahí en medio de la lucidez me había quedado piticiega.